CÓMO ESCRIBIR UN BUEN POEMA: REGLAS BÁSICAS

Sobra decir que no existen recetas ni fórmulas para escribir un buen poema. Lo que sí hay son acuerdos en los detalles que pueden arruinar algo que de principio parecía estar destinado a ser un muy buen poema. En la poesía forma y fondo son acompañantes imprescindibles. Tan importante como lo que se dice es la manera en que se dice. No creo que haya malos o buenos temas para un poema. Lo que sí existen son malas y buenas presentaciones de dicho tema. Estos consejos van dirigidos sobre todo a la presentación. Un buen poema está en principio magistralmente presentado, tanto así que intentar imaginarlo escrito de distinta manera, resulta imposible.

Domina la forma de tu verso

Un buen poeta sabe por qué ha elegido tal o cual verso, sabe que un poema no consiste en la sucesión de un montón de frases cortadas o fragmentadas. Un verso es la forma de una respiración o un aliento, y debes de creer que ese aliento no puede ser dicho de una manera distinta a como se encuentra en el verso que lo contiene. Alargarlo o acortarlo sería destruir la emanación de ese hálito.

El verso tradicional favorecía al mantenimiento de esa respiración, pues en un verso medido están prefijadas la cantidad de sílabas y determinada la posición del acento prosódico, es decir, las sílabas que más se escuchan en un verso.

En el verso libre, mantener el ritmo de la respiración se torna mucho más difícil, y la tarea del mantenimiento recae sobre el oído y la percepción del poeta. Aún así, un verso libre guarda una noción de su ritmo propio. Este es el sello que distingue a la poesía de todos los otros géneros literarios. Solo en la poesía el ritmo es imprescindible. Y esto es porque la poesía, a diferencia de la narrativa o el teatro, está destinada a ser escuchada, más que leída. La poesía nació siendo canto, y yo creo que no ha dejado de serlo, a pesar de las experimentaciones modernas.

Lo que sí es seguro es que un buen poema conserva un ritmo propio. Un poeta debe tener la noción de su verso, la forma de su verso tiene que tener un propósito, no debe parecer que solo está dispuesto de una manera totalmente aleatoria. No importa si son versos largos o versos cortos, pero deben de tener un sentido de ser como son.

Consejo: si vas a escribir versos tradicionales, es decir, medidos, hazlo de principio a fin. Y si vas a medir versos, hazlo de manera correcta. Nada choca más al lector que una sucesión de versos fortuita y sin una intención establecida.

Seguridad en el lenguaje

La poesía es sintética, es decir, con menos hace más. No puede sobrarle ni faltarle nada. Todo ahí tiene un propósito vital. No es una exageración decir que la omisión de una palabra, de una coma, de un punto, atenta contra la integridad del poema. Eso lo sabe cualquier poeta. Y esto porque, como lo sabe cualquier poeta, a veces encontrar la palabra correcta, esa expresión que refleje exactamente lo que se quiere dar a entender, lo que se quiere transmitir al lector, encontrar la forma precisa y adecuada de decirlo, es una labor sumamente difícil.

Por lo tanto, un buen poema refleja una completa seguridad en las expresiones y las palabras que contiene. No uses palabras cuyo significado no domines. Eso suena a una regla obvia, pero es que en realidad muchas veces suele pasarse por alto. Que no gane la sonoridad y la belleza de una palabra antes de conocer su significado a la perfección.

Consejo: yo he notado, sobre todo en poetas nobeles o inexperimentados, que se intenta hacer uso de palabras por así decirlo “sonantes”, rebuscadas, cultas (impertérrito, melifluo, belfos), en un intento de parecer profesional, profundo y leído. Eso no hace más que reflejar lo contrario: una completa inseguridad e inexperiencia. No digo que no se pueda usar ese tipo de lenguaje, pero un poeta capacitado tiene una forma de comunicarse distinta. Tal vez la mejor forma de explicarlo sea diciendo que tu lenguaje debe parecer natural, no artificioso ni rebuscado ni exageradamente ornamental. Lo que me lleva a un segundo consejo: cuida la adjetivación. La sobre adjetivación, sobre todo en poesía, es un problema. Si va a estar, que el adjetivo sea imprescindible, porque, como decía Huidobro, si el adjetivo no da vida, mata.

Lee en voz alta

Quizá otra obviedad, pero es que la escritura suele ser muy tramposa. La escritura no siempre refleja bien la calidad rítmica de lo escrito, es un fantasma que solo vive en la mente del lector. Pero la poesía, como dijimos, está destinada a ser escuchada, más que leída. Una lectura en voz alta revela los problemas que puede tener un verso, como una mala medida rítmica, palabras que atentan contra la respiración natural de un verso, incluso cacofonías. No hay que subestimar las capacidades correctivas que posee una lectura en voz alta.

Cuida las rimas

Este es un aspecto muy técnico, pero de suma relevancia. Casi siempre damos por sentado que el verso libre no es rimado. Aunque la verdad es que no siempre es así, un poema que elije no rimar sus versos debe hacerlo de principio a fin. Las rimas ocasionales, las rimas accidentales, las rimas internas involuntarias, suenan mal en un poema a base de versos libres, y denotan, otra vez, inseguridad e inexperiencia. Así que, si el poema no va a rimar, que tampoco lo haga involuntaria o accidentalmente.

Un poema que sí va a rimar también tiene sus condiciones. Decimos que hay rima pobre cuando las rimas se forman sobre los verbos infinitivos (-er, -ir, -ar) y sobre los participios (verbos que terminan en -ado o -ido) y gerundios (verbos terminados en -ando, -endo). ¿Por qué pobres? Porque son rimas fáciles, demasiado obvias y esperables. En los poemitas infantiles suelen hacerse uso de rimas pobres, pero es porque el contexto lo permite. En otro contexto, no son recomendables.

Tampoco resulta aconsejable combinar rimas consonantes con rimas asonantes. En una rima consonante hay una igualdad absoluta de los sonidos a partir del último acento del verso:

Ara es este álbum. Esparcid, cantores,

a los pies de la diosa incienso y flores.

En la rima asonante, solo existe igualdad de las vocales a partir del último acento del verso:

Quien da pan a perro ajeno

pierde el pan y pierde el perro.

No es para nada común que un buen poema mezcle los dos tipos de rimas. Ello solo denota falta de astucia, seriedad y atención al verso. Recordemos que un buen poema empieza por tener un acabado profesional, como cuando se nota, a primera vista, un zapato, un abrigo o un mueble de calidad. Y para que un poema denote profesionalidad intervienen varios factores, de los cuales estos que acabamos de citar son básicos.

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