¿Qué entendemos por «primeros pasos»? Al empezar este artículo traté de pensar en un escritor como éste: lee y escribe, pero ha publicado muy poco, incluso tal vez nada, y sus únicos lectores se encuentran entre sus familiares y amigos; quizá tiene buena suerte y posee un blog o una bitácora, en donde sus textos alcanzan mayor apertura, pero aún así las competidas puertas de las editoriales y los premios literarios se le mantienen cerradas.
Tal vez se trata de un escritor joven, y no le falta talento, pasión y entusiasmo, aunque sabe que para mejorar sus capacidades como escritor, necesita mucho tiempo para darle la dedicación que se merece, pues el escritor profesional es alguien que puede entregarse exclusivamente a la lectura y la escritura, y lo hace porque en realidad es una vida que le apasiona.
El escritor en el que pensé tiene ese sueño, y para ello este artículo le otorga algunos consejos.
Tabla de contenidos:
- Introducción
- Qué es ser un escritor profesional y primeros requisitos
- Las becas
- El estudio como un trabajo
- Los concursos
- Las publicaciones
- La escritura en medios digitales
- El periodismo
- El copywriting
- Buenas prácticas
Introducción
A mis 29 años de edad no he tenido otra fuente de ingresos que no tenga que ver directamente con la lectura y la escritura. Y aunque para nada pueda decir que viva rodeado de lujos, sí me complace afirmar que, de una u otra forma, mi vida económica y laboral depende exclusivamente (al menos hasta ahora) de la literatura. Por lo que soy uno de esos que andan por el mundo afirmando que, efectivamente, puedes vivir de lo que escribes.
El tipo de vida que se obtenga ya dependerá de cada uno, de las posibilidades, las expectativas y las capacidades de cada uno. Pero en principio, es posible. Y sobre todo vale decirlo a la gente joven. Claramente no es un camino fácil. Una constante del escritor, y aun más del escritor joven, es la espera y el rechazo. Sin embargo, con un poco, o con mucha paciencia, y mucho trabajo, se puede alcanzar cierta independencia financiera valiéndose de la capacidad de la escritura, la cual, como veremos, aunque casi todo mundo sepa escribir, también es una capacidad que se desarrolla profesionalmente.
Este post contiene información, además de algunos consejos, prácticas, directrices, maniobras, e incluso trucos, dirigidos a quien desee tocar el sueño de todo aquel amante de la escritura: vivir de lo que escribes. Sobra decir que éste no es un manual infalible, y que mucho del éxito depende de la creatividad y el ingenio personal.
Asimismo conviene aclarar que, por cuestiones naturales, este post se enfoca al mundo literario en el cual yo me desenvuelvo: México, si bien intentaré ampliar dicho mundo añadiéndole a mis consejos el carácter más universal posible.
Qué es ser un escritor profesional y primeros requisitos
Mi trabajo como lector y escritor de tiempo completo me ha llevado a impartir cursos de escritura creativa. En ellos, una de las primeras preguntas que dirigía a mis asistentes, sabiendo que la mayoría de ellos tenía la esperanza de dedicarse profesionalmente a la escritura, era: ¿saben realmente lo que significa ser un escritor profesional? Surgían entonces muchas respuestas, aunque pocas daban al que yo creo que es el meollo del asunto: un escritor profesional es, principalmente, aquel que vive de sus textos.
Esa sería la primera diferencia que distingue a un profesional de la escritura de aquel que solo escribe por hobby o pasatiempo, que no digo solo por pasión, pues se da por sentado que un profesional de la escritura hace de su pasión su profesión.
Actualmente ser escritor es una profesión como cualquier otra. La profesión de escritor es relativamente moderna, pues durante bastante tiempo eran pocos los privilegiados que podían hacer de la escritura su modus vivendi: bardos de una corte, elegidos de un mecenas, gente de familia acomodada, etcétera.
Ser un profesional de cualquier cosa implica adquirir una preparación. En este caso, el profesional de la escritura no es un ser distinto. Y no estoy diciendo que un escritor deba pasar forzosamente por una educación académica o universitaria, o que tenga que graduarse en cursos o diplomados enfocados a escritores en ciernes. La preparación de un escritor puede no ser convencional, pero debe tener una.
Dentro de la escuela de un escritor parecen ser requisitos indispensables dos cosas que suenan obvias, pero que a veces se dan por hechas precipitadamente: leer demasiado, y escribir todavía más. Un buen escritor es ante todo un mejor lector. Hasta la fecha no he conocido un gran escritor que no haya sido un lector extraordinario. Primero, hay que leer. Todo aquel que lee mucho sabe que lo otro, el escribir, surge después, pero casi inevitablemente: también es muy raro que a un lector asiduo no le den las ganas de escribir. Eso del temor a la hoja en blanco no existe para un lector apasionado, o si existe, no es por falta de ideas o creatividad.
Y con esto vamos entrando en materia. El primer paso de la formación para escritor profesional, para quien quiera vivir de lo que escribe, es que debe poseer, por así decirlo, una biblioteca personal, una gran referencia de lecturas, lo que además va a traerle un gran número de influencias. Y mientras más sea el abanico de lecturas, mucho mejor. Es poco aconsejable que un joven lector/escritor se entierre en un único tipo de lecturas. Por el contrario, debería buscar la diversificación al máximo: novela, cuento, poesía, ensayo, crónica, epístola, teatro, artículo. Sobre todo en esta etapa, todo nutre.
He conocido a gente que comenzó escribiendo un solo tipo de género, por ejemplo, cuento, convencido de que toda la vida estaría casado con el cuento, solo para más tarde descubrir su intrínseco y despampanante talento para la poesía o el ensayo.
Diversificar la lectura acarrea otra ventaja. En el apretado mundo profesional de hoy, nunca sabes qué tipo de texto deberás escribir para ganarte la vida. Porque habría que derribar un mito algo desenfundado: se puede vivir de lo que escribes, exclusivamente de lo que escribes, y no solo vivir decentemente, sino vivir bien. Claro está que este campo laboral es como cualquier otro cuando se trata de lograr notoriedad: se necesita paciencia, talento, creatividad, trabajo, disciplina, y mucho, mucho ensayo y error.
Por lo que aquí tenemos otro ingrediente de principio, y que parece otra obviedad, pero que no está demás recalcarla: quien quiera vivir de lo que escribe, tendrá que acostumbrarse a escribir hasta por los codos. Esta es una profesión que se adquiere con la práctica. Hay manuales, guías, decálogos de consejos, cursos, pero nada de esto cuenta sin la práctica intensa y cruda.
John Banville decía que llegó a adquirir tal maestría en la escritura, que era capaz de escribir hasta 8,000 palabras en un día. ¡Una barbaridad! Al principio, es normal que no puedas llegar ni a las 2,000, sin embargo, sí sería buena idea empezar a fijar metas diarias, 300, 500, 1000 palabras, por ejemplo, que deberían ir aumentando conforme se alcance mejor desenvoltura a la hora de redactar.
Por lo que, en resumen, un escritor profesional es aquel que logra el sustento económico de sus escritos. Un escritor profesional es alguien que posee un extenso número de lecturas, y un aún más grande número de escrituras. Los pasos fundadores para quien desee optar por este tipo de vida son dos: hacerse de una biblioteca de referencias, y escribir hasta por los codos, es decir, adquirir el hábito, que no cueste sentarse frente a una página en blanco. Después de esto, ahora sí, ya viene el trabajo de campo.

Las becas
Sí, una de las fuentes primarias de ingresos a las que puede acceder un artista son las becas. Las becas artísticas han estado en boga desde el último par de décadas, sobre todo aquellas dirigidas a escritores que inician sus andanzas en el mundo literario. Dentro de este grupo de becas, yo podría distinguir dos tipos principales: las becas para la formación de jóvenes escritores, y las becas para desarrollo de proyectos. Ambas son una excelente opción para quien empiece a querer obtener alguna clase de “ingresos” por lo que escribe, y lo pongo entre comillas porque de lo que se trata en realidad es de “incentivos”.
Es cierto lo que me dijo un escritor una vez: las becas son una ilusión, porque dan la sensación de que vives de tus textos. Sin embargo, también llevan consigo la mayor parte de derechos y obligaciones que un escritor profesional obtendría en un trabajo asalariado. Por ejemplo:
– La entrega recurrente y obligatoria de escritos.
– El “pago” por el trabajo creativo realizado.
– El continuo perfeccionamiento de la calidad de escritura a través del contacto con revisores, editores y lectores.
– La exposición pública de tus textos.
Ante la multiplicación de este tipo de becas, es muy difícil que un escritor, y un escritor joven, no se encuentre en la posición de solicitar una.
Las becas para la formación por lo general implican una residencia artística, en la cual el aspirante a escritor debe someterse a un continuo perfeccionamiento de su habilidad para leer y escribir por medio de clases, seminarios, talleres y/o cursos, y suelen cubrir el hospedaje y la manutención del becario durante su estadía.
Además, para la mayoría de asistentes, representa la primera oportunidad de mostrar sus escritos a un público especializado que va más allá de los familiares y los amigos o compañeros de trabajo, sin mencionar lo enriquecedoras que son este tipo de experiencias. Más adelante regresaremos sobre este punto.
Dentro de este grupo de becas, en México existen:
– Beca del Festival Interfaz, gestionada y promovida por Círculo de Poesía
– Beca para la Formación de Jóvenes Escritores, de la Fundación para las Letras Mexicanas, en dos modalidades: el curso de verano, y la estadía larga en la Ciudad de México, la cual aporta uno de los incentivos literarios más grandes económicamente hablando.
Pero, sin duda, la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores posee uno de los programas más interesantes al respecto, ofreciendo a jóvenes de Europa y Latinoamérica un año de residencia en España, para el desarrollo de trabajos creativos.
Lo que nos lleva al segundo tipo de becas: las de desarrollo de proyectos, que son las que más se parecen al ámbito profesional de un escritor. En ellas se realiza un trabajo de creación durante un lapso determinado, recibiendo el becario incentivos, por lo general mensuales, a medida que avanza en su escrito.
Entre las becas de este tipo se cuentan:
– El Programa de Estímulo a la Creación y el Desarrollo Artístico, conocido como Pecda, de edición estatal, que suelen tener categorías para escritores jóvenes o noveles.
– El Programa Jóvenes Escritores del Fonca.
Recordemos que hablamos de “los primeros pasos” para empezar a vivir de lo que escribes. Porque conforme se camina el trayecto de una carrera profesional, la posibilidad de encontrar y adquirir becas de un mucho mayor alcance económico se abre, aunque tampoco es que las anteriores no te permitan comenzar a tocar la “ilusión”.
El estudio como trabajo
Hasta al menos mediados del siglo XX, los escritores se formaban, por así decirlo, solos, de manera autodidacta. Esto no quiere decir que en la actualidad ya no lo hagan. Pero ahora sí que existen programas de grado y postgrado enfocados en la literatura, la filología y la lingüística. Tampoco estoy diciendo que se deba forzosamente acudir a uno de estos programas de estudio para adquirir la formación de escritor. No, pero vaya que son una ayuda.
Estudiar una de estas carreras, y afines, aporta una innumerable cantidad de beneficios para quien desee vivir de lo que escribe. También en el plano económico. Es cierto eso de que ser un estudiante profesional a tiempo completo ya es prácticamente un trabajo. La cantidad de obligatoriedades no es menor. Y las becas universitarias en la actualidad son tantas y tan variadas que intentar una lista es casi imposible.
Además, programas como ANUIES o Erasmus ofrecen la posibilidad de viajar a otro país con pretexto de la literatura. Aprovechemos la oportunidad para subrayar el hecho de que los viajes son una constante en la vida de un escritor profesional.
Ahora, si apuras tu formación y logras graduarte en un tiempo relativamente corto, se puede acceder a programas de posgrado realmente atractivos. Aquí, el universo ya es muy grande. En México, el Programa de Residencias Artísticas en el Extranjero del Fonca-Conacyt, te permite desarrollar tus estudios en áreas creativas, entre ellas, la escritura.
En el mismo tenor se encuentra la beca de la Fundación Han Nefkens, que otorga la matrícula para estudiar un Máster en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Febra, en Barcelona.
Pero la oferta de becas de posgrado está abierto a casi todo el mundo. La movilidad internacional estudiantil ha estado de moda desde hace tiempo, con programas para todo tipo de perfil, por ejemplo:
– Beca Fulbright-García Robles, para estancias en Estados Unidos.
– Beca de la Fundación Carolina, dirigida a estudiantes hispanoamericanos, para estancias en España.
– Beca del Radcliffe Institute Fellowship, también para estudiantes de excelencia y artistas prometedores, entre los cuales tú puedes figurar.
Este sitio se actualiza constantemente con ofertas de este tipo de becas estudiantiles, voluntariados e incluso ofertas de trabajo en el exterior:
Cabe decir que lo ideal sería que optaras por complementar todas las opciones que se indican en este artículo. Una no excluye a la otra. Cuando yo estudiaba mi programa de grado, llegué a repartir mis “ingresos” entre una beca universitaria, una beca para escritor y algo del apartado siguiente, lo cual me permitió dedicarme exclusivamente a la lectura y la escritura, algo que, al menos de joven, sabemos que se torna bastante complicado.
Los concursos
Si la cantidad de becas para estudios de grado y de posgrado era difícil de abarcar, en cuestión de concursos literarios esto ya es imposible.
Hay concursos para todos los géneros, para todas las edades y para todos los públicos (escritores experimentados y escritores noveles). Yo he visto de primera mano cómo se han multiplicado vertiginosamente los concursos abiertos a escritores jóvenes, primerizos y/o inéditos. Tan solo habría que echar una mirada a esta página, la cual es hoy en día el principal repositorio en lo que respecta a concursos literarios:
https://www.escritores.org/concursos/concursos-1/concursos-literarios
La posibilidad de concursar con textos muy cortos, a través de correo electrónico y con premios en ocasiones muy cuantiosos, hace que sea un verdadero desperdicio no intentarlo. Recuerdo un cuento de Roberto Bolaño, “Sensini”, en el que el protagonista se mantenía ganando certámenes regionales, de un concurso a otro. Yo no creo que una vida así sea solo de la ficción. Se puede intentar, aunque con una advertencia: en muchos aspectos, los concursos son como una lotería, se necesita una conjunción entre talento, calidad y bastante buena suerte para hacerte acreedor de un reconocimiento. Que no ganes no significa que tu escrito sea necesariamente malo, es solo que no fue suficientemente bueno para quien lo juzgó, en ese momento y en ese lugar.
Por lo demás, los concursos de Tierra Adentro son un referente en cuanto a concursos para jóvenes, ya que además brindan exposición y cierto prestigio a quien los gana.
Otro consejo en este apartado es que concentres los esfuerzos en concursos que estén abiertos a gente joven, escritores principiantes o autores inéditos, pues estarás compitiendo con gente que se encuentra en la misma situación, lo cual se traduce en una competencia más justa e imparcial.
Las publicaciones
Al principio será muy difícil, deberás picar piedra, y los beneficios económicos tampoco serán desbordantes, pero, como mencioné anteriormente, para que esto de vivir de lo que escribes tenga realidad, es menester conjuntar varias de las opciones que aquí se detallan.
Muchos de los concursos literarios vienen con la posibilidad de publicación de la obra premiada. Pero en este caso tanto la organización que lanzó la convocatoria como la editorial que publica la obra galardonada, son quienes se quedan con los derechos de la publicación. Al ganador suele dársele algo así como el 10% del tiraje total de la obra.
Sin embargo, también puedes optar por publicar sin concurso de por medio. Para ello, existen editoriales enfocadas en autores jóvenes o en escritores inéditos. Un ejemplo de ello es el propio Fondo Editorial Tierra Adentro.
Asimismo, hay casas editoriales que poseen una colección consagrada a publicar obra de autor primerizo. Muchas editoriales universitarias poseen este tipo de programas editoriales. Podrías echar un vistazo al programa editorial de tu universidad. Así fue como yo publiqué mi primer libro:
http://hdl.handle.net/20.500.11799/108968
Los tirajes sueles ser bajos, pero te permiten quedarte con varios ejemplares del libro, y venderlos por tu parte, lo cual significa algún ingreso.
También existen revistas que dedican la totalidad o una buena parte de sus páginas a la publicación de escritores en ciernes. La misma Tierra Adentro posee una revista de este tipo. Ésta es una opción interesante si la combinas con otros de los puntos aquí detallados, pues el pago por publicación comúnmente no es mucho, o puede ser en especie, como en libros o discos.
Ahora, solo imagina un panorama en el que obtienes una beca para la formación de escritores, en la cual delimitas un proyecto creativo, luego buscas una beca para desarrollo de proyectos, concluyes el libro, lo apuntas a uno o varios concursos, éste gana, recibes el estímulo, y además procedes a comercializar el porcentaje del tiraje que obtengas como premio.
Precisamente de esto trata el ser un escritor profesional y vivir de lo que escribes.
La escritura en medios digitales
Este es un trabajo que está alcanzando una popularidad enorme en los últimos tiempos. La web está llena de texto escrito. Y alguien debe encargarse de crear esos espacios escritos. Es aquí donde surge el “redactor de contenidos”, aquel que escribe las entradas en el sitio web de cualquier marca comercial o medio de información, o en blogs populares que reciben miles de visitas diarias y tienen la necesidad de publicar constantemente contenido nuevo.
Principalmente es un trabajo freelance, por lo que lleva implícita una carga de autonomía e independencia laboral, es decir, justo lo que necesita un escritor de tiempo completo.
Los contratos en este caso suelen ser temporales, por proyecto, lo que permite al escritor elegir cuándo y en cuál proyecto desea involucrarse. Si lo combinas con los puntos vistos anteriormente, no te quedará mucho tiempo para realizar trabajos de redacción de contenidos, pero precisamente esa es su ventaja: son trabajos salvavidas, están ahí para complementar, a menos que te vaya bien y decidas hacer de éste tu principal fuente de ingresos.
Particularmente opino que cualquier persona que se haya probado en el complicado mundo literario puede realizar escritura de medio digitales sin problemas. Aunque eso sí, entendiendo que se trata de escrituras diferentes: no es lo mismo escribir un ensayo reflexivo que un artículo para un blog. En la escritura digital, el SEO (Search Engine Optimization) juega un papel clave. Habría que adquirir una preparación previa para dominar este tipo de escritura.
Por otro lado, no es extraño que un escritor posea un blog personal. Dependiendo el tipo de sitio, un blog al que le va bien es capaz de monetizarse, sea insertando propaganda, sea vendiendo un producto (un libro tuyo, por ejemplo), mediante la oferta de un servicio (trabajos de redacción, corrección, traducción) o incluso a través de financiamientos o inversiones externas. Todo depende del trabajo, la dedicación, la atención, la seriedad y la constancia que le dediques.
Entonces, el blog sirve como un portafolio profesional, un currículum y un sitio personal. Todo esto tiene una capacidad de potencialización de tu trabajo escrito insospechada. No habría por qué rehuir a ella.
El periodismo
En la actualidad, ya está en asociación con el punto anterior, incluso existe el periodista freelance.
Es bien sabido que muchísimos escritores armonizaron su trabajo como escritor creativo al lado de un oficio como periodista. Aunque claramente son textos con necesidades expresivas diferentes, el periodismo aporta una serie de ventajas inestimables, sobre todo para un escritor en ciernes, como son:
– El trabajo diario: no hay tiempo para invocar a las musas, se debe entregar trabajo sí o sí.
– La necesidad de precisión: un texto periodístico debe ser claro, preciso, y en la medida de lo posible, objetivo.
– El requerimiento de la investigación: un texto periodístico se ancla en hechos y datos reales y verificables.
Las tres son cualidades que forjan a un escritor profesional. Quizá no vengan únicamente del periodismo, pero la constancia, la precisión y la investigación son los cimientos de una buena práctica literaria.
Finalmente hay que apuntar que se trata de una profesión que podría intimidar por su carga laboral, y aunque personalmente no la haya ejercido yo, he conocido gente que sabe coincidir sus obligaciones periodísticas con su entrenamiento como escritor. Decía Faulkner algo así como que si alguien que está destinado a ser escritor, lo será a pesar de todo, a pesar incluso del poco tiempo con el que cuente.
El copywriting
Otro empleo que está a la alza en popularidad debido al auge del trabajo a distancia y el freelance como medio de vida.
Muchos profesionales que se dedican a la redacción de contenidos en medios digitales también ejercen el copywriting. Y es que, como lo decía anteriormente, un escritor forjado en la realización de géneros literarios, no debería tener problema en adaptarse a este tipo de comunicación.
En pocas palabras, el copywriting es escritura persuasiva. Se trata de crear textos que muevan o inviten al lector a hacer algo, desde promover la atención por leer un artículo, hasta suscribirse a un contenido pago, contratar un servicio o hacerse de un bien o producto. Esta es la razón por la que las empresas se valen frecuentemente de este tipo de recursos.
En este sentido, se trata de la creación de textos publicitarios. Si eres de los que consideran su trabajo creativo como algo que debe estar ajeno a los intereses económicos del mercado, convendría recordar que la relación entre literatura y marketing y publicidad es larga. Ha habido numerosos escritores que han trabajado codo a codo con marcar publicitarias, sin que ello demeritara su calidad ética como artista.
En México, por ejemplo, el joven poeta Cristian Peña es un autor bastante reconocido por la calidad de su poesía, al tiempo que se sabe que ha desempeñado trabajos de publicidad. El slogan publicitario se beneficia de un montón de recursos poéticos, los cuales, un escritor profesional, domina, o al menos conoce de sobra.
Volviendo al copywriting, es uno de los empleos en medios digitales que mejor se adaptan a las capacidades de un escritor, junto a la redacción y la traducción de contenidos. Las tres poseen un futuro bastante prometedor.
Buenas prácticas
No podría dejar de lado algunas recomendaciones que me parecen indispensables para quien tenga la idea de vivir de lo que escribe. Arriba hablaba de las ventajas de ser acreedor de una beca para artistas, y subrayaba el hecho de que expones tus escritos a múltiples lecturas y críticas. Este sería uno de los consejos primordiales que debería recibir quien inicie su carrera como escritor: exponerse a la crítica. Y mientras más rápido se haga, mucho mejor. Siempre un escritor escribe para un público. Sin el lector, no hay literatura. Por lo tanto, un escritor debe comprender la necesidad de integrarse a este circuito y acostumbrarse a ser leído por una cantidad de gente que no puede controlar.
Por otro lado, la capacidad de recibir y afrontar la crítica también es algo que se desarrolla con la práctica. Es algo en lo que he insistido cuando he tenido la oportunidad de impartir talleres de escritura creativa. Acaso la ventaja central de un taller es que te hace ver en los ojos de los que te ven, es decir, saber cómo te están leyendo.
En tu carrera como escritor recibirás críticas de todo tipo, lo cual es una señal maravillosa, pues la literatura no está hecha para dejar indiferente a nadie. En mis talleres de creación literaria hemos tenido la oportunidad de presenciar la reacción que producen los textos de manera directa: risas, llanto, alegría, enojo, indignación, confrontación incluso, todo lo cual es indicio de que las cosas se están haciendo bien.
Por ello, un autor en ciernes debería apurarse en ver sus textos siendo leídos por otros. La crítica cuidada, llevada, argumentada, reflexiva, es algo sanísimo, algo en lo que particularmente me gusta ayudar mucho a quien lo necesite.
Tampoco está demás aprender de los maestros. Aunque es raro que un escritor opte por guiar a un alumno en el camino de la escritura, en el sentido tradicional profesor-alumno, oír de los más experimentados nunca está de más, como lo atestigua una serie de recomendaciones y advertencias que publiqué en un artículo anterior.
He insistido a lo largo de esta entrada que, para que estas recomendaciones manifiesten un mejor efecto, lo ideal sería combinar la mayor cantidad de ellas posible. Un escritor profesional en realidad hace muchas cosas. Sería natural que una beca te lleve a dar clases, cursos o seminarios al respecto; las publicaciones te obligan a dar presentaciones públicas; el medio digital te exige adentrarte a medios como la publicidad.
Recuerdo las cinco “ces” que resumían las opciones de un literato cuando se trata de trabajo: conferencias, clases, concursos, críticas y correcciones. Ciertamente en este artículo hemos ampliado el catálogo de estas posibilidades, pero al menos refleja una realidad que cualquiera que se dedique al oficio vivirá en mayor o menor medida.
Finalmente es bastante sospechoso que alguien llegue con la promesa de convertirte en un escritor hecho y derecho. Este es un oficio que se perfecciona leyendo demasiado y practicando todavía más. El talento de un escritor tiene mucho misterio alrededor. Nadie sabe bien a bien qué es lo que hace que un escritor sea un genio, sin embargo, todos sabemos reconocer una escritura perfecta. El camino de un escritor consiste en llegar a la perfección como sin saberlo.
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Genial!! Muy buen post. Me gustó la atención al hecho de que todo buen escritor es primero un buen lector. Yo no soy aspirante a ser escritora, pero si es cierto que cuanto más leo mejor me sale escribir en los momentos en lo que lo hago, y es muy satisfactorio.
Saludos desde Argentina!
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¡Muchas gracias por leer! Sí, creo que un extraordinario lector solo está a dos pasos de convertirse en un gran escritor; ya únicamente sería cuestión de adquirir algunos hábitos.
Saludos desde México.
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