El bello pasatiempo de buscar y coleccionar libros tiene sus placeres. Qué emoción mayor la de encontrar, en un sitio de libros de segunda mano (por lo general), alguna primera edición perdida, un libro con escasísimo tiraje, o incluso algún ejemplar con firma y dedicatoria. He visto libros que llegan a tener, entre sus páginas gastadas, notas del puño y letra del autor en turno, y hasta uno que otro texto inédito, ahí, olvidado, ignorado o desestimado por su autor, como un hijo no reconocido.
Son muchas las condiciones que determinan lo valioso de un libro, para ojos de un bibliófilo o coleccionista. La antigüedad, por ejemplo, libros anteriores al siglo XVIII suelen alcanzar buenas sumas de dinero; la confección del libro, los materiales de que está hecho, el tipo de encuadernación, la calidad del papel, la tipografía, la forma misma del libro son también aspectos a considerar en la valoración del mismo; lo mismo se puede decir del tiraje, si se trata de un libro con poquísimas piezas que después alcanzó notoriedad por el ascenso y la fama del autor; si se trata de una primera edición, sobre todo de obras importantes dentro de la historia de la literatura; si el ejemplar cuenta con autógrafo, o con notas sueltas de parte de un autor reconocido; ya ni hablar de los llamados libros «incunables«.
Aquí hay una breve lista con libros muy raros y valiosos que conozco dentro de la literatura mexicana, los cuales suelen ser el oscuro objeto del deseo de no pocos bibliófilos y coleccionistas.
Práctica de vuelo, Carlos Pellicer
Comenzamos con algo ligero. Este libro se publicó en 1956, por el Fondo de Cultura Económica, aunque la primera intención de publicarlo fue por parte de la editorial Jus, en 1950, cuyo título iba a ser Sonetos religiosos. Si bien a primeras luces el nombre «Fondo de Cultura Económica» no nos trae a la mente un objeto raro, valioso y/o único, hay que decir que la primer edición, la de 1956, se trataba de una edición de lujo, con un escasísimo tiraje. Estaba compuesto por 86 sonetos. Y esta primera edición, en particular, es algo difícil de hallar, sobre todo en condiciones aceptables. Posteriormente la misma editorial relanzó la obra en varias reediciones, pero ésta, la primera, es única.
Cartucho, Nellie Campobello
Estoy hablando de la primera edición, la de 1931, que se publicó en Xalapa, Veracruz, de la mano de una editorial comunista, Ediciones Integrales, y con un prólogo del poeta estridentista Germán List Arzubide. Esta edición es la que mayores diferencias presenta con respecto a sus sucesoras. Contenía una considerable cantidad de relatos menos, además de que existían muchas diferencias en la escritura de aquellos relatos que sí permanecieron para las ediciones sucesivas. La primera edición contaba con una portada hecha por un pintor reconocido, y ese prólogo, posteriormente, fue eliminado. Son tantas las diferencias entre esta primera edición con las posteriores, que he leído a críticos especializados que prefieren la de 1931 por sobre las otras. Además, por lo que sé, solo existen dos ejemplares del libro en dos bibliotecas públicas del país.

Blanco, Octavio Paz
La primera edición de este libro no es tan rara (de mano de la legendaria editorial Joaquín Mortiz), pero sí que es buscada por cualquier amante de la obra del gran poeta mexicano, y de la poesía en general. Lo que la hace una obra única es su forma: se trataba de un largo poema que a medida que la lectura iba avanzando se desenrollaba a la manera de un pergamino. Esta particularidad no se conservó en ediciones posteriores del poema, optando más por darle al libro una forma clásica.
No es difícil encontrar en internet imágenes del libro. En particular, yo he tenido la oportunidad de tener un ejemplar de estos entre las manos, y leer Blanco tal y como lo concibió su autor.
Discos visuales, Octavio Paz y Vicente Rojo
Éstos sí son muy raros. Según lo que sé, el tiraje constaba de tan solo 50 ejemplares. Eran cuatro discos ilustrados con pintura de Vicente Rojo, y cuatro poemas de Paz, uno en cada disco. En este sentido, se trata de poemas-objeto, y son obras tan raras que las he visto expuestas en museos y colecciones. Alguna vez llegué a ver a la venta un juego de esta obra en Mercado Libre, aunque no duraron mucho tiempo en publicación: los coleccionistas saltaron sobre la obra.

Vrindaban, Octavio Paz
Otra de Paz. Este debe ser uno de sus libros más desconocidos y olvidados por los críticos de la obra del premio Nobel mexicano. Y es que se trata de una obra bastante diferente. Aquí, el autor exploró la posibilidad del libro como objeto. Vrindaban es una conjunción entre el libro, un libro «interactivo», y una caja-estuche. Solo tuvo una edición, sucedida en Ginebra en 1966. Nunca he visto un ejemplar en venta, aunque sé que la biblioteca Cervantes resguarda uno.
Estas son solo algunas piezas de colección dentro de la literatura mexicana, aunque sobra decir que se trata de un espacio lleno de riquezas y emocionantes descubrimientos que en esta breve nota no se alcanzan siquiera a vislumbrar.
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